Correa afirma que tras el fracaso del golpe de Estado el ‘plan B’ era matarle

El mandatario revive ante los cancilleres suramericanos el cautiverio al que fue sometido durante la sublevación de policías insatisfechos por unos supuestos recortes a sus privilegios salariales

Correa saluda con un gesto cómplice a los participantes en la reunión de la Unasur. / Efe

El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, ha ratificado a los cancilleres de la Unasur, que lo han visitado en Quito para expresarle su apoyo, que fue un intento de golpe de Estado la rebelión de policías ocurrida el jueves y que, tras el fracaso de esa estrategia, el ‘plan B’ era matarle. El mandatario, que vivió el momento más difícil en sus más de tres años y medio en el poder, ha revivido ante los medios de comunicación y los cancilleres suramericanos el cautiverio al que fue sometido durante la sublevación de policías insatisfechos por unos supuestos recortes a sus privilegios salariales.

Los cancilleres de Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela y los delegados de Brasil y Guayana, han ratificado en Quito su condena al intento golpista en Ecuador y han anticipado su intención de elaborar un estatuto para afrontar este tipo de fenómenos. «Este hecho no es un hecho aislado, por lo tanto los autores intelectuales y los autores materiales de este intento de golpe de Estado no deben recibir ninguna protección en los países miembros del Unasur», ha indicado el canciller boliviano, David Choquehuanca, al englobar el sentimiento de sus colegas de la región.

Los ministros, en la cita efectuada en el Palacio presidencial de Carondelet, en el centro de Quito, han escuchado a Correa como testigo y víctima de la última aventura golpista en la región. El mandatario ha reconocido que su pueblo y policías y militares fieles a su Gobierno lograron rescatarle del encierro en un hospital policial y que por ello salió victorioso.

Nada que celebrar

No obstante, ha dicho que en Ecuador «no hay nada que celebrar… Es un día de luto para la patria», porque en los enfrentamientos en torno al hospital fallecieron, al menos, cuatro personas, entre ellas un estudiante universitario con disparos en la cabeza.

«Fracasó la intentona golpista» y «hemos tenido la unión del mundo» al condenar la revuelta policial, ha explicado el mandatario y ha recalcado que fue una «victoria contundente» contra los «enemigos de la democracia». «Pero fue mucho más lo que se perdió» y estuvo en juego la estabilidad democrática del país, ha agregado el mandatario quien no ha dudado en culpar a políticos de oposición como instigadores de la revuelta.

Sobre todo, ha identificado al grupo de uno de sus más acérrimos enemigos políticos, el del ex presidente Lucio Gutiérrez, quien personalmente ha desmentido ese extremo y ha culpado a Correa de un eventual malestar social. Sin embargo, Correa dice que no tiene dudas de que la oposición está detrás de los acontecimientos, que fracasó en el intento de desestabilizar a su Gobierno gracias a la participación de la población, que se enfrentó a pedradas con los insurrectos a las afueras del hospital policial.

También ha agradecido a los policías fieles al Gobierno que participaron en su rescate y que fueron los que más sufrieron la furia de los sublevados. Los militares que se juntaron para el rescate y la comunidad internacional que rechazó unánimemente el intento golpista también han recibido elogios del mandatario ecuatoriano, que fijó al 30 de septiembre como una de las peores fechas de la historia nacional.

Cruce de tiros fingido para acabar con Correa

Ha reiterado que la estrategia era generar un golpe de Estado, pero que ante el fracaso de ese plan, los sublevados quisieron matarle. A su juicio, los sublevados querían provocar un levantamiento general de la policía y los militares, lo que hubiese llevado al país a un caos social.

Sin embargo, a los opositores «les falla esa estrategia de desestabilizar al Gobierno y entonces el ‘plan B’ era matar al presidente», ha remarcado el mandatario, que ha dicho haber escuchado en varias ocasiones esas amenazas durante su retención.

También ha contado que en un momento en que los sublevados, aparentemente, habían accedido a liberarlo, él se resistió al ver que los agresores le esperaban para fingir un cruce de tiros. Incluso en el espectacular rescate militar, el auto en el que fue evacuado del hospital recibió cinco impactos de fusil, algunos de ellos apuntando al sitio donde se suponía que Correa estaba, según relató él mismo. El coche blindado soportó el tiroteo.

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Fuente: Diario Vasco